La gestación es una experiencia única y potente que comporta enormes cambios físicos, hormonales y emocionales durante un corto período de tiempo. El cuerpo debe adaptar sus órganos, tejidos, sistemas, cargas… Los dolores son comunes durante el embarazo a medida que cambian la forma, volumen y peso del cuerpo, que implican importantes cambios a su vez en la organización de la postura con los sistemas musculoesquelético, vascular, vestibular, etc.

Derivadas de estas adaptaciones son frecuentes alteraciones como mareo, desequilibrio, nauseas, dolor musculoesquelético de raquis y extremidades inferiores y superiores, cefalea, tensión inguinal y costal, estreñimiento, edema piernas, desregulación glucemia y tiroides, bruxismo, etc.

Estas adaptaciones pueden verse dificultadas por la historia previa de la mujer, lo cual justifica un trabajo incluso en la planificación de la gestación.

El crecimiento del útero exige un desplazamiento posterior del centro de gravedad. Las vísceras adyacentes deben acompañar este cambio y encontrar su espacio, lo cual se da con facilidad si no hay adherencias, inflamación o disfunciones digestivas. También aspectos como la laxitud ligamentosa de la pelvis que debe conseguirse para la salida del feto, afectan y dependen del cuerpo global.

El tratamiento siempre es sutil, agradable y adaptado a la paciente. En esta etapa, el cuerpo de la mujer gestante responde muy bien al tratamiento que esta predispuesto al cambio para que las adaptaciones sean más eficientes. Se adapta el abordaje al estado de la paciente, a su motivo de consulta y sus preferencias, así como a la semana gestacional.