
El estrés a veces se presenta como motivo de consulta y otras surge en la entrevista o la exploración como capa inicial a resolver para que el organismo pueda priorizar otros procesos de carácter más parasimpático (la rama del sistema nervioso autónomo de la calma, la reparación, la desinflamación).
La necesidad de desarrollar este tema es consecuencia de la repercusión que tiene un estado de alarma prolongado, en los diferentes sistemas del cuerpo humano. Y además es necesario explicar que esto se aborda también con terapia manual.
Actualmente, es conocido que los sistemas están interrelacionados por ejemplo el sistema gonadal y el digestivo no son independientes, ni el sistema inmune y digestivo. Insisto, que estas relaciones se trabajan en camilla, tras haber recogido información previamente. A continuación, explico en pinceladas cómo estos síntomas fácilmente derivan hacia otros malestares, algunos inicialmente síntomas fisiológicos reversibles que van degenerando a patologías.
La noción de estrés son respuestas no específicas en el interior del organismo debido a eventos, situaciones aversivas, exigencias y demandas del entorno. Frente a lo cual el organismo pone en marcha una serie de reacciones para intentar preservar el estado de equilibrio. Hans Selye presenta el concepto de síndrome general de adaptación: describe las fases de alarma, recuperación, resistencia y agotamiento con las curvas del cortisol. Un modelo posterior en 1992 evoca la doble regulación de los procesos centrales y periféricos, y describe el principio de homeostasia a la vez por un aumento de actividad del sistema y por un adormecimiento o inhibición de otros. Así las patologías pueden provenir de una hipersolicitación de un mecanismo o de una inhibición.
Así, el estrés en sentido amplio, puede venir de diferentes fuentes: psicológicas, comportamentales, sociales, financieras, ambientales, virales, infecciosas, alimentarias… Estos estresores pueden ser acumulativos y sus diferentes características pueden conducir al individuo hacia una descompensación progresiva, sobrepasando su capacidad de adaptación. Cada individuo no posee la misma capacidad de adaptación frente al estrés, desde el nacimiento.
En el humano el marcador fisiológico de estrés es la activación del eje de estrés o hipotálamo-hipofisario-adrenal (HPA), vía la secreción de corticotropina-adenocorticotropina y cortisol. Representado en las glándulas suprarrenales, este eje ayuda al mantenimiento del tono psíquico y físico para las defensas naturales del cuerpo frente al estrés y favorecen la libido.
Cuanto más equilibrio glandular presenta una persona, más capaz es de gestionar su estrés, menos riesgo de un periodo emotivo difícil. Considerando el importante aumento de la prevalencia de alteraciones del humor, resulta útil abordarlo de forma holística, y desde diferentes disciplinas.
Desde la osteopatía estudios en población han demostrado efectos positivos en el abordaje del conocido eje cerebro-intestino-pelvis (CIP). Además de otra anatomía, son relevantes los nervios vagos y los nervios frénicos en esta relación de inflamación sistémica, ansiedad y depresión.
El sistema nervioso y el glandular mantienen relaciones muy estrechas, de forma que un desequilibrio del sistema nervioso supone una respuesta glandular y recíprocamente, un desequilibrio glandular provoca un estrés y una reacción del sistema nervioso.
El páncreas, glándula implicada en procesos mayores como glicemia y digestión y su equilibrio tiene una influencia capital sobre el eje HPA descrito anteriormente, y sobre la función de ovarios y testículos.
La tiroides regula el nivel de energía del cuerpo, mediante el metabolismo basal y función de las necesidades del organismo. Es una de las glándulas maestras con influencia predominante sobre la secreción de otras, especialmente sobre las hormonas sexuales.
La glándula pineal, vestigio fotosensible de los reptiles, permite la regeneración del resto de glándulas, favoreciendo el sueño por su secreción de melatonina y serotonina.
Hay más, como la glándula timo que es el reflejo de nuestra energía vital, y enlaza directamente con el sistema inmunitario.
La psiconeuroinmunología PNI aporta estudios recientes de gastroenterología que son la base sólida para la comprensión de estos ejes fisiológicos complejos.
En definitiva, la comprensión global de la persona nos orienta en la identificación de síntomas y signos que posteriormente trabajamos con terapia manual en el cuerpo físico mejorando esta relación de ejes tiroideo, adrenal, gonadal y demás estructuras como nervios vagos, vísceras, columna vertebral, cráneo, pelvis… Puesto que el tema es muy transversal, os animo a contactar si se presentan dudas sobre casos o beneficios.